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domingo, 17 de marzo de 2013

La INTELIGENCIA de JESÚS y la mujer adúltera








Al amanecer volvió otra vez al templo, y todo el pueblo acudió en masa.
Él se sentó y se puso a enseñarles.
Los letrados y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio le preguntaron:
 
—Maestro: esta mujer ha sido sorprendida en flagrante
       delito de adulterio.
 
En la Ley nos ordena Moisés apedrear a las adúlteras.
 
Tú, ¿que dices?
 
Le preguntaban esto con mala idea para tener de qué acusarlo.
 
JESÚS inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
 
Como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo
 
—El que de vosotros esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
                                                                                                                 
  (Juan, 8, 1-11)



  Introducción



 
             Desde siempre he prestado especial atención a los perfiles de dos tipos de personas:
 
·         las personas muy inteligentes, y
·         las buenas personas.
 

            Considero “buenas personas” aquellos que inspiran y transmiten bondad a su proximidad, las que difunden una paz especial, aquellas personas cuya compañía siempre es grata, que parecen tener la natural capacidad de “ser bondadosos”, aquellos cuya mirada es limpia, sana, transparente y sincera……….a través de la que se puede adivinar un interior sencillamente sosegado, tranquilizador, conciliador, acogedor, acariciador, comprensivo y admirablemente cercano.
 


            Son aquellas personas a quienes parece ser natural, fácil y espontáneo todo aquello que a la mayor parte de los mortales tanto nos cuesta………...… a quienes se podría aplicar gran parte de lo que el Maestro proponía como el ciudadano de un mundo mejor:
 
 
                No juzguéis, no condenéis, amad sin límites………
 
                Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen……..
 
                Perdonad y os perdonarán…………
 
                Si queréis sólo a los que os quieren, ¿que premio merecéis?
 
                Si mostráis afecto sólo a vuestra gente, ¿que hacéis de extraordinario?
 
                Por consiguiente, sed buenos del todo…………
 
                                                Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra……..
                                                Al que te quite la capa, déjale también la túnica………
                                                A todo el que te pide, dale.
 
                Así pues, tratad a los demás como queréis que ellos os traten.
 
                Si prestáis solo cuando esperáis cobrar, ¡vaya generosidad!
 
                Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo.
(Mateo 5, 43-48)
 


            Pues bien, estas personas son los que parece que, sin ruido, sin llamar la atención, sin presumir, viven así, en “el Reino de los Cielos”.
 

            Son los que, han elegido el mejor camino…..o lo han recibido gratuitamente del más allá…
 ¡Qué se yo!
 

           En algún sentido, se parecen a los niños, cuya mirada, siempre limpia, sencilla, inocente, sincera y confiada, aún no se ha contaminado con la desconfianza de los adultos.
 

          Y si se me permite la transposición a otro mundo diferente del humano, son como los “buenos perros” cuya devoción y entrega a su dueño, va acompañada de esa mirada animal cordial y amable, siempre dispuesta a agradar y dar lo mejor de sí a su amo, dentro de la simplicidad, (aparente ¿?), de un ser inferior al hombre.
 

          Quien haya tenido un perro así, o quien simplemente haya tenido el tiempo y la sensibilidad necesarios para prestar un minuto de atención a un perro acompañante de un ciego, me comprenderá fácilmente.
 

¡Es sorprendente que, tantos miles de años acompañando los perros a los hombres,
no se les hayan contagiado los aspectos más negativos de nuestra naturaleza!
 

         
           Hay algunas personas que no son solamente “buenas personas”, sino que además son muy buenas personas: tales son, para mí, los que dedican toda su vida a hacer el bien a los demás, transformando esa “profesión” en el objeto de su existencia.
 

           Paradigmas de este tipo de personas serían: Teresa de Calcuta, Vicente Ferrer, Mahatma Gandhi, …………..entre otros muchos más.
 
   

          Pues bien, además de la admiración que me han producido los tipos humanos aquí descritos, (espero que, para entender mejor la sensación que quiero trasmitir, todos hayamos tenido la fortuna de conocer y quizás convivir con alguien que posea alguna de estas características), me han producido frecuentemente otro sentimiento diferente: ENVIDIA”……..celos de la gracia especial recibida.
 
 
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           El otro tipo humano al que aludía al inicio del capítulo  son las personas “inteligentes”,  las “muy inteligentes”.
 

          Me refiero en concreto a la inteligencia aplicada a la solución de problemas, de conflictos difíciles, de situaciones comprometidas. No me sorprende especialmente, ni ahora ni nunca, la inteligencia matemática o simplemente numérica, ni la inteligencia combinada con la memoria, combinación frecuentemente sorprendente, pero únicamente válida para espectáculos o concursos de especialistas.
 

          Me refiero aquí y ahora a los que son capaces de recorrer el camino de la existencia resolviendo con cierta facilidad la diaria problemática complicada e inesperada que presenta la propia vida, que, a veces, parece una “carrera de obstáculos”.
 


          La solución y superación repetida y permanente de tales obstáculos, con mucha mayor facilidad que la mayoría de los mortales, mediante una acertada, adecuada y oportuna racionalización de los problemas y de sus soluciones….eso es lo que me sorprende de esas personas y me ha llevado siempre a prestarles especial atención, con curiosidad e interés.

 

         Así pues, entiendo aquí por “gran inteligencia” la alta capacidad de conocer, analizar y comprender problemas complejos, resolver cuestiones difíciles, encontrar solución a especiales situaciones para las que las personas normales estamos menos capacitadas.

 
 
Este tipo humano no me produce sentimiento de “envidia”…….como el tipo comentado más arriba, “las buenas personas”. Estos simplemente me sorprenden con admiración e interés y me atrae observar y analizar la forma como resuelven los problemas.
 

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          Por profesión me he dedicado varias décadas a ganarme la vida como Consultor de Empresas, precisamente para resolver problemas de mis Clientes, directivos o ejecutivos que, dedicados a atender el cada día de sus compañías, en ocasiones no eran capaces de resolver tales problemas por sí mismos, o más frecuentemente, no tenían el suficiente tiempo disponible para meditar sobre ellos, y tampoco los podían o querían resolver con sus propios equipos humanos, a su vez agobiados con el día a día.

 
 
        En multitud de ocasiones me he encontrado ante situaciones similares a la que describo brevemente:

 
             El Cliente me expone detenidamente su problema, características y consecuencias negativas,
                así como su fracaso al intentar resolverlo por su cuenta.
 
             Las entrevistas han concluido generalmente con este tipo de breve dialogo:


 
“Ya le he expuesto mi problema. ¿Vd. cree que tiene solución?
Por supuesto, he respondido.
 
¿Lo puede Vd. resolver?
Sin duda, he respondido.
 
Y ¿Cual es la solución?
No tengo la menor idea, he respondido……..pero la tendré.
 
Es cuestión de analizarlo y encontrar alguna alternativa mejor que la actual.
"Es cuestión de tiempo
 
 
           ¡Tiempo!
 
           ¡Tiempo es precisamente lo que JESÚS no tenía cuando se le presentaron los difíciles problemas que tuvo que resolver y resolvió con una inteligencia prodigiosa!


 
           Y eso es precisamente lo que quiero tratar aquí.
Pero, vayamos despacio.
 

 
           Hay personas, (no muchas…..más bien pocas), con mucha mayor facilidad para solucionar problemas, que al encontrarse en situaciones similares a la aludida en mi actividad profesional, descrita brevemente, ya tienen la respuesta desde el momento que conocen el problema.

 
Es en este aspecto del término “inteligencia”
en el que ciertos pasajes de la vida de JESÚS me han impresionado profundamente.


 
           Los casos a los que me referiré inmediatamente, en nada se parecen a los que yo he tratado. Mi experiencia profesional se refiere a asuntos muy elementales, tales como:
 
 
·         Una mejor estrategia comercial
·         Una mejora de calidad del producto
·         Favorecer o mejorar las relaciones laborales


 
  y cosas de este tipo.
 
 
           En los casos de JESÚS de Nazaret que quiero analizar, se trata de problemas completamente diferentes, especialmente por dos aspectos:
 
 
 
·         Por la importancia y trascendencia que incluyen,
·         Por la inmediatez con que se requiere una solución.
 
 


 
            Esos problemas no pueden esperar; tienen que ser resueltos inmediatamente, porque esencialmente son problemas de vida o muerte, en el sentido literal de la expresión, de vida o muerte para otras personas y para el mismo JESÚS.
 

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           En mi libro sobre “JESÚS de NAZARET, el HOMBRE”, http://www.epensar.com/libros.html#2
he seleccionado cuatro acontecimientos de la vida de JESÚS, uno de los cuales, el deLA MUJER ADÚLTERAes el que voy a analizar aquí. Antes de pasar al análisis detallado de los hechos tratados en las biografías, quiero resaltar previamente algunas características comunes a todos aquellos casos y por supuesto al tratado ahora:
 
 
 
  1. Siempre se producen ante el permanente acecho al que estuvo sometido JESÚS por sus enemigos, los Fariseos, los Sacerdotes y Letrados del templo, y otros tipos sociales del momento, ya que buscaron desde muy pronto la forma de “hacerle caer” para poder denunciarle, apresarle, juzgarle y condenarle.



  1. Son casos en los que se pretende enfrentar a JESÚS con la Ley religiosa de los judíos.



  1. Como dije antes, son casos de vida o muerte, para JESÚS, para otros, o para JESÚS y otra persona, a la vez.



  1. Requieren una respuesta, una solución inmediata por parte de JESÚS. La prueba no puede esperar a mañana, pasado mañana o la semana próxima. El tema es de los de “aquí te pillo y aquí te mato”. Es decir, son casos en los que sus enemigos tratan siempre de ponerle “entre la espada y la pared”.



  1. Y finalmente, en los cuatro episodios seleccionados, y, por supuesto en el caso de la mujer adúltera, ”JESÚS sale airoso del tema, con una solución de una brillantez intelectual excepcional.


 
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El caso de la mujer adúltera



          En este acontecimiento los textos son breves y concretos, descritos con parquedad de palabras, pero suficientemente completos. En apenas veinte líneas la situación es planteada, desarrollada y resuelta. Sin que falte ni sobre una línea, el drama está servido.
 
          En su conjunto, el desarrollo de la breve historia real descrita está sin duda bien preparado desde hace tiempo por los fariseos. Faltaba esperar la ocasión propicia: sorprender a una mujer en adulterio.
 
          Logrado lo cual, la puesta en escena, bien planeada, en el lugar adecuado y en el momento oportuno ha sido fácil para los acusadores……lo difícil será para ese Maestro detestado.
 
         Y así, ha llegado el momento esperado:
 
 
·         Para la mujer el drama está resuelto desde el principio.
·         Para JESÚS la prueba se plantea esperando sus promotores un final también dramático.
·         Para los conspiradores, el éxito está asegurado……ansiosamente anhelado.
 
 
          He aquí el texto completo según la biografía de Juan:
 
 
Se fue JESÚS al monte de los Olivos, pero al amanecer volvió otra vez al templo, y todo el pueblo acudió en masa. Él se sentó y se puso a enseñarles. Los letrados y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en adulterio, y poniéndola en medio
le preguntaron:
 
—Maestro: esta mujer ha sido sorprendida en flagrante
       delito de adulterio.
 
En la Ley nos ordena Moisés apedrear a las adúlteras.
 
Tú, ¿que dices?
 
 
Le preguntaban esto con mala idea para tener de qué acusarlo.
 
JESÚS inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
 
Como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo
 
—El que de vosotros esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
 
E inclinándose de nuevo siguió escribiendo en el suelo.
 
Al oír aquello se fueron saliendo uno a uno, empezando por
los más ancianos, y él se quedó solo con la mujer en medio.          
 
Incorporándose JESÚS le preguntó:
 
— ¿Donde están los otros?  ¿Nadie te ha condenado?
 
Contestó ella
 
—Nadie, Señor.
 
JESÚS le dijo:
 
—Ni yo te condeno tampoco. Vete y en adelante no vuelvas a pecar.
(Juan 8, 1-11)


 
La situación descrita en este pasaje es breve y escueta,
pero impresionantemente angustiosa.
 

Hay que intentar representarse, con un poco de imaginación,
el dramatismo de lo que en estas pocas líneas se describe.
 
  
           Una mujer ha sido sorprendida en adulterio. Nada se dice del cuándo y del cómo ha ocurrido. En el momento en que el texto comienza, esta mujer ya ha sido acusada y sin duda condenada.
 

          En nombre de la Ley religiosa de Moisés la van a ajusticiar, (es decir asesinar), de forma sangrienta, no por muchas veces oída,  (incluso hoy mismo en algunos países “civilizados”….), no menos horrible, repulsiva e intolerable: ¡apedrearle entre todos hasta acabar con ella!
 

Pero los “vigilantes” de la Ley han encontrado un complemento ideal:
 
 
Se les presenta una excelente oportunidad para confundir, implicar y comprometer
a otro hombre, con quien también hace tiempo quieren acabar: el Maestro JESÚS.
 
 
         Y van por él:
 
 
—Maestro: esta mujer ha sido sorprendida en flagrante
   delito de adulterio.
 
   En la Ley nos ordena Moisés apedrear a las adúlteras.
 
  Tú, ¿que dices?
 
 
 
          El dilema está muy bien planteado:
 
 
Si dice que sí, si apoya la Ley, la condena a muerte.
Si dice que no, si la perdona, rechaza la Ley.
¡La jugada es perfecta!

 
          Si perdona, si se inclina por la misericordia, la ternura y el amor, se manifiesta en contra de la Ley; y eso precisamente en un lugar sagrado, en el templo, en presencia de los fieles guardas de esa Ley, pero también delante de todo el pueblo, de los que le siguen y creen en él.
 
         Y lo que pretenden los letrados, fariseos y demás perseguidores es precisamente ponerle enfrente de la Ley, confundirle y desprestigiarle, y fundamentalmente, poder acusarle.
 





        Como dice claramente el texto:
 
“Le preguntaban esto con mala idea para tener de qué acusarlo
 
 
        Si apoya la Ley, JESÚS aparecerá como un judío duro, implacable y cruel, justamente en contradicción con lo que predica en sus enseñanzas….quedará expuesto al desconcierto del pueblo y su prestigio como Maestro de la bondad quedará en entredicho.
 
¡JESÚS está entre la espada y la pared!
 
          ¡Tiene que resolver……..pronto……… aquí y ahora!
 
          Pero JESÚS no contesta.
 
 
Los fariseos se impacientan
La mujer estaría angustiada, aterrada.
Quizás no entendiese mucho lo que estaba pasando.
¿Por qué la han llevado al templo y no a campo abierto para acabar con ella?
¿Es una tregua….…con alguna esperanza?
 


          De lo que sin duda se percata es de que su vida depende de lo que responda ese hombre, ante el que la han llevado.
          ¿Lo conocería? ¿Lo habría visto antes? ¿Sabría quien era, o al menos habría oído hablar de él?
 

          Y ella, como los fariseos, también espera ansiosamente una respuesta….aunque por razones muy diferentes a las de ellos.
 

¿Le palpitaría fuertemente el corazón? ¿Tendría un espeso nudo en la garganta?
O bien ¿estaría ya derrotada, hundida y esperando lo peor?
 
          ¡Habría que haber estado allí para tener alguna respuesta a estas preguntas y sentirlo todo y vivirlo todo de primera mano!
 
         
          Pero JESÚS no responde
 
“JESÚS inclinándose, escribía con el dedo en el suelo”.
 
 
          La expectación aumenta. El deseo de justicia contra la mujer rivaliza con el ansia de destruir a JESÚS.
 
El Maestro escribe en el suelo. ¿Por qué? ¿Qué está haciendo?
 
Quizás conozca ya la respuesta que va a dar y trate de ponerlos nerviosos.
O quizás no sepa exactamente qué responder y está reflexionando.



          Varios componentes complicados se le presentan a la vez:
 


 
·              Por una parte el amor, que es la constante de su vida y su mensaje, le habría
                      determinado a salvar como fuese a aquella mujer.

·              Por otra parte ésos hombres destructivos, agazapados tras la increíble dureza de su
                      religión oficial, merecen una lección.

·              Y, sin embargo, como ha declarado ya y ratificará en otras ocasiones, JESÚS no ha
                       venido a destruir la Ley sino a superarla. 




          Y escribe en el suelo….o en la tierra.   

 


         JESÚS no tiene rápidamente la solución. JESÚS es un hombre, tiene una naturaleza de hombre, y como tal no todo lo tiene previsto y resuelto de antemano. Si fuese de otra manera no tendría la naturaleza humana. Reflexiona…. y resuelve finalmente.
 
                                ¡He ahí la enorme inteligencia de JESÚS!
 
 
          La solución es magistral:
 
“Como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo:
 
—El que de vosotros esté sin pecado, que le tire la primera piedra.
 
 
         Los acusadores son hombres religiosos, judíos temerosos, muy temerosos de la ira de Dios.

El dios de los judíos es un dios de justicia y de castigo, lo sabe todo y, según piensan ellos, no va a perdonar a los que mientan, a los que se mientan a sí mismos.
 
        
 La consecuencia fue contundente y definitiva: no quedó ni uno solo.
        
Uno a uno fueron alejándose, escurriéndose, desapareciendo.






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                    El pasaje presenta otro aspecto característico de JESÚS:
 
 
        Una vez resuelto el problema central, una vez salvada la mujer de una muerte salvaje, se dirige a ella y la perdona:

 
Incorporándose JESÚS le preguntó:
 
— ¿Donde están los otros?  ¿Nadie te ha condenado?
 
Contestó ella
 
—Nadie, Señor.
 
JESÚS le dijo:
 
—Ni yo te condeno tampoco.
 

 
 
         Y finalmente el drama termina con una despedida:
 
Vete y en adelante no vuelvas a pecar.
 
 
¿Es una orden? ¿Es una recomendación? ¿Es un consejo?
¡Qué más da!
 


Es en cualquier caso una tierna despedida a través de la que JESÚS ha devuelto la paz a la mujer, a la vez que reafirma la fidelidad en el matrimonio.
 
 

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                 Hay un hecho que me llama poderosamente la atención:
 
 
La biografía de JESÚS está llena de episodios de un alto dramatismo, como el comentado hasta aquí, en el que están en juego la vida o la muerte…..incluso la propia seguridad de JESÚS. Son situaciones de enorme tensión y expectación para todos los presentes allí.
 
            Y, sin embargo, todos esos sucesos están narrados muy brevemente, con gran sobriedad de palabras.
 
Leídos rutinariamente,
¡he pasado por ellos tantas veces sin que hayan dejado en mí huella alguna……..!
 



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