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miércoles, 28 de noviembre de 2012

¿Quien fue JESÚS de NAZARET? ¿Un MAESTRO?








En los próximos artículos voy a analizar sucintamente algunos aspectos que permitan hacerse una idea, aunque provisional o apresurada, que pueda responder a las preguntas siguientes:


¿Cómo fue JESÚS de NAZARET?
¿Cómo fue su vida?

En sus dos / tres últimos años de existencia:

¿A que destinó su actividad?
¿A que se dedicaba día a día?

y si se me permite la pregunta:

¿Qué profesión, ocupación o función ejercía?



Estimo que hay que leer mucho de su biografía para conocer todos los aspectos planteados en estas preguntas, que, de una forma u otra pueden estar respondidas ampliamente en los Evangelios. De ello trataremos en estos próximos artículos o reflexiones.

De lo  que he leído hasta hoy aquí puedo tener ya alguna respuesta.

Me limitaré aquí y ahora a resaltar brevemente una “Ocupación” desde el punto de vista humano.


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1.          JESÚS, el MAESTRO



JESÚS “ejerció” como Maestro para todo aquel que estuvo dispuesto a escucharle.

Y utilizo el término MAESTRO en el sentido  etimológico de la palabra, según una de las descripciones más generalista de la Real  Academia Española:

“Persona que enseña una ciencia, arte u oficio, o tiene título para hacerlo”

Según mi criterio, (simplificando bastante), JESÚS aportó básicamente tres tipos de enseñanzas:

·        “La manera de ser feliz individualmente”
·        “La forma de ser felices colectivamente”
·        “El modo de construir, entre todos, un mundo mejor”


El Maestro anunció sus enseñanzas bien directamente o mediante ejemplos, fábulas, cuentos, alegorías o parábolas, todas ellas muy sencillas y claras, algunas de ellas de una espléndida hermosura.

Recordemos algunos casos:



1.   JESÚS aconseja directamente a sus discípulos, y a todos nosotros, que vivamos sosegados, tranquilos, apacibles, sin los agobios que produce la búsqueda de las una y mil cosas que perseguimos en la vida, sin saber bien por qué ni para qué:

No andéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer o a beber,
ni por el cuerpo, pensando con que os vais a vestir.

¿No vale más la vida que el alimento,
 y el cuerpo más que el vestido?
(Mateo 6 , 25-34)



Las dos primeras líneas, afirmación que puede inducir a pensar que JESÚS propone “cierta irresponsabilidad” respecto de las mínimas obligaciones para con nosotros mismos y con nuestros más allegados, se aclara inmediatamente al poner por delante de las “cosas”, la propia vida.

Y sigue proponiendo una preferencia en sus objetivos: extender la justicia:


Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso.
Buscad primero que reine su justicia,
y todo lo demás se os dará por añadidura.
(Mateo 6, 25-34)



¡Cuestión de prioridades en la vida!

Y termina su amplia exhortación con una muy sabia reflexión, que hoy podría sugerir un buen psicólogo de nuestra actualidad:

Así que no os preocupéis por el mañana,
porque el mañana traerá su propio agobio.
Cada día tiene bastante con su propia inquietud y sus propios disgustos.

O sea…..¡¡Cuidado con el infarto!!

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2.   En otra ocasión en la que JESÚS va de visita a casa de su amigo Lázaro y de sus hermanas
                    Marta y María, aconseja a Marta serenidad y sosiego:


María se sentó a los pies del Señor para escuchar sus palabras,
mientras que Marta estaba muy atareada en muchos quehaceres……

Hasta que se paró delante de JESÚS y le dijo:

Señor: ¿No te importa que mi hermana me deje sola con tanto trabajo? Dile que me eche una mano.

El Señor le respondió:

Marta, Marta. Te afanas y preocupas, andas inquieta y nerviosa
por muchas cosas, y hay necesidad de pocas, o mejor de una sola……..

(Lucas 10, 38-42)

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3.   Quizás la verdadera aclaración a estas propuestas está en la breve frase del Maestro, recogida
              en el mismo texto del punto uno, en las dos versiones, de Mateo y de Lucas:

¿Y quien de vosotros a fuerza de agobiarse y por más que
se preocupe, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?
(Mateo 6, 25-34)

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Instruye asimismo acerca de la generosidad, fuente de felicidad personal y de medida para la construcción de un mundo mejor en el que todo se puede compartir:

Al que te quite la capa, déjale también la túnica.

A quien te fuerza a caminar una milla, acompáñalo dos.

Al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.

A todo el que te pide, dale.
(Mateo 5, 38-42)

Y avanza un paso más para darnos la fórmula magistral de la convivencia:

Así, pues, tratad a los demás
como queráis que ellos os traten a vosotros.
(Lucas 6, 29-30)

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4.     Si pensábamos que esto es todo, nos quedamos cortos. JESÚS impresiona y desconcierta con un planteamiento, no menos sorprendente en aquella sociedad tosca y dura que en la actual civilización, en la que no escasea el egoísmo y la insolidaridad, por no hablar de los conflictos, enfrentamientos y guerras de todo tipo:


Habéis oído lo mandado:

“Amarás a tu prójimo…... y odiarás a tu enemigo”

Pero, en cambio, a vosotros que me escucháis os digo:

Amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen,
para ser hijos de vuestro Padre del cielo,
que hace salir su sol sobre malos y buenos
y manda la lluvia sobre justos e injustos.

Si queréis sólo a los que os quieren, ¿Que mérito tenéis?
¿No hacen eso mismo también los descreídos?

Y si mostráis afecto sólo a vuestra gente,
¿que hacéis de extraordinario?

¿No hacen eso mismo también los paganos?

Y si prestáis solo cuando esperáis cobrar, ¡vaya generosidad!
También los descreídos se prestan unos a otros
con intención de cobrarse.

¡No! Amad a vuestros enemigos,
haced el bien y prestad sin esperar nada.
(Mateo 5, 43-47)





Difícil, ¿Verdad?
Pero, ahí está, dicho por JESÚS y escrito en su biografía.

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5.     Y lo fáciles que somos a la crítica, que en fin de cuentas es la incomprensión explícita con el que no piensa como nosotros…..pero a sus espaldas. En este sentido JESÚS sigue afinando la exigencia, modulando cada vez más el corazón del hombre justo:

No juzguéis y no seréis juzgados.
no condenéis y no seréis condenados.
(Lucas 6, 27-36)

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6.     Y cuando a pesar de todo se produzcan desavenencias entre hermanos, sean de sangre o no, cuando se originen conflictos entre los hombres, todos hermanos de una misma especie que puebla la tierra, JESÚS es bien explícito en referencia al PERDÓN:

Entonces se adelantó Pedro y le preguntó:

-Señor, y si mi hermano me sigue ofendiendo,
¿Cuántas veces lo tendré que perdonar? ¿Siete veces?

JESÚS le contestó:

-Siete veces no. Setenta veces siete.
(MATEO 18,15-32)

Texto expresado también muy rotundamente en la versión de Lucas:

Si tu hermano te ofende, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo.

Si te ofende siete veces al día y vuelve siete veces a decirte:
¡Lo siento!
lo perdonarás.
(LUCAS 17,3)

Difícil, ¿Verdad?
Pero, ahí está.

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7.     Ya lo hemos comentado ampliamente en el Capítulo 6, pero creo debemos recordarlo aquí, en esta Conclusión y en relación con el perdón, procedimiento y recurso para crear un mundo mejor: me refiero al gesto supremo de JESÚS, a la grandeza del perdón respecto de sus asesinos:


Cuando llegaron al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí,
y a los dos malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda.

JESÚS decía:

-Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.
(Lucas 23, 26.43)

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En relación con la grandeza del perdón y la alegría que ejercerlo provoca, siento especial admiración por la parábola del hijo pródigo, expresión magistral del amor del padre, que respeta el deseo de emancipación del hijo y sabe acogerle cuando aquel “se encuentra perdido”


……….. Cuando se lo había gastado todo vino un hambre terrible
en aquella tierra y empezó él a pasar necesidad…………….

Entonces se puso en camino para casa de su padre.

Su padre lo vio de lejos y se enterneció.

Salió corriendo, se le echó al cuello y lo cubrió de besos.

El hijo empezó a decir:

-Padre, he ofendido a Dios y te he ofendido a ti;
ya no merezco llamarme hijo tuyo.

Pero el padre les mandó a los criados:

-Sacad en seguida el mejor traje y vestidlo;
ponedle un anillo en el dedo y sandalias en los pies………….
Celebremos un banquete, porque este hijo mío se había muerto
y ha vuelto a vivir; se había perdido y se le ha encontrado.
(Lucas,15, 11-32)




Podríamos, en fin, seguir recorriendo textos y poniendo ejemplos de las hermosas enseñanzas que impartió JESÚS con el fin de aportar, (como decía al principio), fórmulas para la felicidad individual y colectiva, pero de todo ello hablaremos ampliamente en la Tercera Parte de la obra: “EL MAESTRO”.



Para terminar esta reflexión limitémonos a recordar la recomendación máxima, única y definitiva del Maestro a los suyos de entonces…….y de siempre:

Amaos unos a otros igual que yo os he amado
Amaos también entre vosotros.

En esto conocerán que sois discípulos míos,
en que os amáis unos a otros.
(Juan 15,12—13, 31-35)

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